Cómo enseñar a dormir a un bebé es uno de los retos más complicados de los padres en la educación de sus hijos. Todos los bebés saben dormir pero no todos saben cuándo y cómo deben hacerlo. Te damos algunas pautas para tu pequeño adopte fácilmente unos hábitos saludables de sueño.
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El sueño de un bebé es muy diferente al de los adultos, especialmente en los recién nacidos que pueden llegar a dormir unas 16/20 horas al día. Una de las preguntas que los padres escuchan con mayor frecuencia es si el bebé duerme durante toda la noche. La respuesta es no.
En los primeros meses de vida los periodos de sueño duran pocas horas, el bebé sigue una pauta de sueño/vigila errática que se va adaptando poco a poco a un patrón más lógico. Es algo completamente normal ya que el sistema neurológico del recién nacido necesita tiempo para desarrollarse. Vamos a ver cómo funciona.
El recién nacido no tiene establecido el reloj biológico interno que nos ayuda a dormir (ritmo circadiano), por lo que su patrón de sueño suele estar asociado a sus necesidades más básicas: comer, cambiar el pañal o cualquier otro tipo de malestar.
Sus ciclos de sueño son cortos y frecuentes, llegando a dormir de 16 a 20 horas al día en períodos de entre 2 a 4 horas, separados por intervalos de vigilia de 1 ó 2 horas. En realidad, los bebés tienen las mismas fases de sueño que un adulto pero se repiten a lo largo del día y son más breves. Necesitan estos ciclos tan cortos para su correcto desarrollo físico y mental, así como por razones de supervivencia.
La Guía de Práctica Clínica sobre Trastornos del Sueño en la Infancia y Adolescencia en Atención Primaria, editada por el Ministerio de Sanidad, habla de 3 tipos de sueño diferentes en los recién nacidos:
Si tu recién nacido duerme más de 4 horas seguidas es importante que valores junto a su pediatra si aumenta de peso de manera adecuada y si moja el pañal con frecuencia. Si es así, tendrás que despertarlo cada 2 ó 3 horas para que se alimente. Es muy normal que durante las primeras semanas de vida necesite varias tomas durante la noche.
La calidad del sueño del bebé es esencial para su correcto desarrollo y el entorno juega un papel decisivo. Así lo demuestra un estudio presentando recientemente por la Academia Americana de Medicina del Sueño (AASM). Además, durante los primeros meses hay que cuidar al máximo algunos factores.
Para ayudar al pequeño a conciliar el sueño durante la noche, la habitación debe permanecer a oscuras o con una luz tenue. La glándula pineal segrega más melatonina (conocida como la hormona del sueño) a oscuras porque es sensible a la luz. De modo que si hay luz a la hora de dormir el bebé tendrá dificultades para descansar correctamente.
El cuarto del niño debe estar bien ventilado y permanecer a una temperatura de entre 20ºC y 22ºC. Si hay calefacción se recomienda utilizar humidificadores para evitar un ambiente demasiado seco.
Mantén a tu pequeño alejado de las corrientes de aire de las ventanas, así como de la calefacción o rejillas de ventilación. Los pijamas enterizos son buena opción para abrigar al bebé. En todo caso no se aconseja crear una barrera térmica con ropa o mantas porque podrían provocar una sudoración excesiva.
Según las pautas para prevenir el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL), lo ideal es no poner al bebé más de una capa de ropa.
La limpieza y el orden es otro factor importante para la salud de nuestro pequeño. Asegúrate de que no haya polvo y desinfecta con regularidad las superficies del cuarto del bebé. Para no irritar la delicada piel de los niños, pasa un trapo humedecido en agua tras usar el desinfectante.
Si optas por usar ropa de cama, cuida que sea transpirable y permita libertad de movimiento al bebé.
En Europa no existe una normativa legal que garantice unos parámetros de seguridad y calidad en algo tan importante como el colchón de la cuna de tu bebé. Sin embargo, los expertos sí dan pautas muy útiles a la hora de elegir el colchón ideal.
Ten en cuenta que tu niño va a dormir en su cuna hasta los 3 ó 4 años, por lo que debes ser muy cuidadoso cuando compres el colchón. Busca un producto certificado por organismos que hayan hecho pruebas previas en laboratorios.
La etiqueta OEKO-TEX® standard 100 Clase 1 (apto para bebés), es el sello de calidad mundial. Asegura la ausencia de sustancias tóxicas en los materiales textiles para bebés. Confía sólo en productos etiquetados en los que puedas comprobar sus propiedades y, en caso de accidente, reclamar daños.
Los profesionales de la salud del bebé (pediatra y matrona) pueden ayudarte a la hora de decidir qué producto es el más adecuado.
Nadie tiene la fórmula universal para que un bebé se duerma solo. De hecho, en los primeros meses es tarea de los padres inculcar en su pequeño una serie de rutinas que le van a ayudar a establecer un patrón que le permita conciliar el sueño por sí mismo. A medida que vaya cumpliendo meses sus hábitos de sueño irán cambiando. Te contamos qué puedes hacer para que tu bebé tenga siempre dulces sueños.
Ya hemos comentado que los recién nacidos duermen muchas horas pero nunca más de 3 ó 4 horas seguidas. Durante estas semanas puedes ir introduciendo poco a poco rutinas y horarios fijos que ayudarán al pequeño a reconocer que ha llegado el momento de descansar.
Durante el día el bebé debe acostumbrarse a dormir con luz y con el sonido ambiente de la casa, incluyendo ruidos, luces encendidas o conversaciones. Durante la noche las luces se apagan y cuando sea el momento de darle el pecho, el biberón o de cambiarle el pañal, se puede encender una luz muy tenue.
Poco a poco verás que el recién nacido tiene sus periodos más largos de sueño por la noche.
Estas primeras semanas son de adaptación tanto para el niño como para los padres, por eso puede ayudaros establecer algunas rutinas comunes con el bebé. La hora de la siesta del niño es una ocasión única para que la madre o el padre descansen también. Os ayudará a sacar adelante el día a día.
Una rutina diaria le va a ayudar a dormir y sobre todo, a aprender cuál es el momento de descansar. Un baño es un prólogo excelente para ir relajando al pequeño de los estímulos del día. Puede ir acompañado de un masaje, mimos e incluso canciones infantiles que pronto asociará con la necesidad de quedarse dormido.
Procura acostarlo todos los días a la misma hora y si está adormilado mucho mejor, porque asociará la cuna con el sueño. Puedes quedarte al lado de la cuna hasta que concilie el sueño y hablarle con voz dulce y suave, esto le tranquilizará y reconfortará.
Los recién nacidos se despiertan por razones muy diversas durante la noche, generalmente porque tienen hambre o necesitan que les cambien el pañal. Espera unos minutos para asegurarte de que el niño tiene una necesidad real y si es así, atiéndelo con calma y sigilo para acostumbrarlo a respetar las horas nocturnas.
El uso de chupete es opcional y es posible que nuestro bebé se sienta cómodo con él o que, por el contrario, lo rechace. La pedagoga española Maite Vallet afirma que ofrece a los bebés una sensación placentera durante la etapa en la que persiste el instinto de succión. Pero la acción de succionar está asociada a la alimentación y no al momento de dormir.
Sin embargo, la Asociación Española de Pediatría (AEP) recomienda usarlo durante el primer año de vida porque se ha demostrado que puede ayudar a reducir el riesgo de muerte súbita en lactantes. Eso sí, hay que abstenerse de usarlo los primeros días de vida, momento en el que se establece la lactancia materna.
Los primeros meses de vida del bebé son los más complicados ya que cada uno es diferente y en este momento estás aprendiendo a conocer sus hábitos y preferencias en múltiples facetas, incluida su forma de dormir.
Existen numerosos métodos que nos imponen recetas para actuar en caso de que el bebé no deje de llorar. Lo único verdaderamente cierto es que no hay dos bebés iguales y aplicar una misma fórmula para todos puede acarrear frustraciones y situaciones no deseadas.
Un estudio publicado por el Journal of Pediatric Psychology, demuestra que atender rápidamente las necesidades de un bebé le evita una importante angustia y hace que sea más independiente y seguro. Por tanto, acudir en ayuda del pequeño cuando llora es recomendable pero hay que hacerlo de manera espaciada para enseñarle a coger el sueño.
Cuando el llanto es muy irritado y no es posible calmarlo debemos plantearnos comentarlo con su pediatra, ya que puede estar indicando algún problema más serio.
A partir de los 3 meses la mayoría de los bebés comienzan a dormir al menos 5 horas seguidas por la noche. Sus periodos de sueño durante el día son más cortos, aunque continúan despertándose por la noche para comer.
En este momento el niño combina ciclos más cortos de sueño REM (más liviano y corto) con periodos más largos de sueño no REM (más profundo y largo).
Entre los 4 y los 6 meses ya consumen suficientes calorías durante el día para dormir al menos 8 horas seguidas durante la noche. Si es el caso de tu bebé es más que probable que los hábitos de sueño en él hayan arraigado de manera saludable.
A medida que el pequeño vaya creciendo dejará de dormir la siesta y dormirá sólo por la noche.
El colecho es un tema controvertido entre los diferentes profesionales y autoridades sanitarias y resulta difícil encontrar una opinión unánime al respecto.
Los defensores de esta práctica argumentan que ayuda a establecer vínculos afectivos entre el bebé y sus padres. Los detractores aseguran que está relacionada con el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL).
La Asociación Española de Pediatría (AEP), informa de una serie de circunstancias que pueden suponer mayor riesgo para los bebés si se practica el colecho. Existe una evidencia científica que indica que es más seguro para el niño dormir en su cuna boca arriba, si bien el colecho es beneficioso para mantener la lactancia.
En todo caso se desaconseja siempre en caso de que los padres sean fumadores, tomen somníferos, alcohol, drogas o en caso de obesidad. Si optamos por compartir cama con el bebé es buena idea hacerlo con la cuna de sidecar.
La estimulación es un proceso natural que los padres deben practicar de manera habitual con el bebé para ayudarle a desarrollar sus capacidades sensoriales. Además, es importante para fortalecer los vínculos emocionales y de seguridad a la vez que facilita el aprendizaje y la destreza.
El temperamento del bebé nos va a indicar si necesita mucha actividad o poca, así como la mejor manera de estimularlo. Planificar actividades en función de los meses del bebé es una buena técnica para ir creando relaciones de apego valiosas. Puedes consultar aquí una (enlace extern0 Guía de Ejercicios de Estilulación Temprana) elaborada por UNICEF.
Cuando sometemos al bebé a un entrenamiento excesivo se produce el efecto contrario y esto afecta no sólo a su capacidad para conciliar el sueño sino también a su desarrollo cerebral.
La sobreestimulación se confunde a menudo con una estimulación temprana y sus efectos pueden ser perjudiciales para el pequeño.
Un estudio de la Universidad de Granada demostró que un bebé sometido a una estimulación temprana inadecuada puede sufrir deficiencias en el aprendizaje, así como estrés y bloqueo.
El profesor de psiquiatría de la Universidad de California, Dan Siegel, afirmaba en un artículo que “los patrones de interacción entre el niño y el cuidador son más importantes durante los primeros años de desarrollo que un exceso de estimulación sensorial”.
Para facilitar el correcto desarrollo de nuestro bebé e inculcar en él hábitos saludables de sueño, es importante no sobreexponerlo a estímulos externos que puedan alterarlo. Hay que evitar el uso inadecuado de aparatos tecnológicos como la televisión o la tablet, especialmente en las horas previas al sueño.
AVISO IMPORTANTE: La información contenida en este blog no sustituye en ningún caso a la dada por un profesional médico. La relación del niño con su pediatra debe marcar, en función de las circunstancias individuales de cada niño o adolescente, las recomendaciones más adecuadas en cada caso.