La sabiduría popular nos enseña que existe una bebida para cada necesidad. Un zumo de naranja es perfecto cuando estamos resfriados. La manzanilla es nuestra aliada frente a los problemas digestivos leves. Y un buen vaso de leche aporta el calcio que nuestros huesos necesitan para estar fuertes. También podemos preparar cócteles de vitaminas a base de frutas… pero, ¿sabías que el zumo de cereza te ayuda a dormir?
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El primer estudio al respecto se hizo en 2010 en la Universidad de Northumbria, en Reino Unido. El equipo liderado por el doctor Dr. Glyn Howatson desveló que las personas que bebían zumo de cereza agria, tenían unos 25 minutos más de sueño profundo.
En 2014 la Universidad Estatal de Luisiana llevó a cabo otra investigación que determinó que consumir zumo de cereza agria mejoraba el sueño de personas con alteraciones leves del sueño.
No queremos frivolizar con un tema tan serio como el insomnio. Desde luego, un zumo no va a hacerlo desaparecer pero sí puede ayudar. Al menos esto es lo que éste estudio sugiere.
Los investigadores observaron a dos grupos de personas. El primero tomaba dos vasos de zumo de cereza al día, uno por la mañana y otro por la tarde. El segundo grupo bebía un placebo creyendo que era cereza.
El resultado fue sorprendente. El grupo que consumió zumo de cereza conseguía dormir 85 minutos de media más cada noche.
Es la variedad con la capacidad para hacernos dormir más y mejor. El secreto no es otro que su gran contenido en melatonina.
Cuando dormimos segregamos melatonina, una hormona natural que interviene en la regulación del sistema inmunológico y tiene efectos sobre todas nuestras células. La melatonina desempeña un papel fundamental en el ciclo sueño/vigilia y es uno de los antioxidantes más potentes que existen.
La melatonina se comercializa como suplemento para ayudar a dormir pero no es aconsejable tomarla sin supervisión médica. Básicamente porque la cantidad que cada persona puede necesitar varía mucho y debe medirse de manera personalizada.
Sin embargo, cuando un alimento es rico es éste aminoácido la cosa cambia. Nuestro cuerpo lo ingiere de forma natural y no resulta una invasión que pueda alterar nuestra química.
La cereza de Montmorency es nativa de América del Norte, Canadá y algunas zonas de Francia. Se suele utilizar para elaborar tartas, pasteles y guindas en almíbar porque es bastante ácida y comerla sola no es del gusto de todo el mundo.
Consumirla en España como fruta es complicado pero, podemos beneficiarnos de sus propiedades a través de cápsulas nutricionales que la contienen en polvo. También hay muchas marcas que venden su zumo, eso sí, a unos precios poco asequibles.
El zumo de cereza ácida también tiene efectos antiinflamatorios y antioxidantes, gracias a su alto contenido en antocianinas.
Varios estudios han demostrado que tomar zumo de cereza antes y después de hacer ejercicio intenso mejora la recuperación muscular reduciendo mucho la inflamación. Además, las antocianinas eliminan el ácido úrico, por lo que son utilizadas por quienes sufren gota.
También contienen gran cantidad de vitamina A y C, por lo que son eficaces para evitar el envejecimiento celular.
Existen multitud de variedades de cerezas, que se clasifican por su grado de acidez y son utilizadas en función de esta para compotas, licores, dulces o como postre de mesa.
En nuestro país la zona más tradicional de cultivo es el valle del Jerte. La Denominación de Origen Protegida “Cereza del Jerte”, incluye cuatro variedades de picota: Ambrunés, Pico Limón Negro, Pico Negro y Pico Colorado; y una variedad de cereza Navalinda.
En 2014 la Universidad de Extremadura (UEx) patentó los beneficios de estas ricas cerezas para favorecer el sueño. Una patente que constata su gran riqueza en triptófano, serotonina y melatonina.
El triptófano y la serotonina mejoran el estado de ánimo y la vitalidad durante el día. Y por la noche, la hormona melatonina fomenta y mejora la calidad del sueño.
Así que, no necesitamos ir muy lejos para beneficiarnos de las bondades de esta fruta de temporada. En España también se producen cerezas en el valle del Ebro y Andalucía.
Las variedades dulces que gozan de mayor popularidad son la Napoleón, Ambrunesa y Burlat. Pero no son las únicas, ya que cada vez se cultivan más variedades en nuestro país, como la Starking, Lapins, Sandy o Vittoria.
La cereza dulce más conocida es la Bing, de color oscuro, gran tamaño y muy jugosa. Es perfecta para consumir sola a modo de postre. Tampoco podemos olvidar las guindas, que son cerezas silvestres y se clasifican dentro de las frutas agrias. Con ellas se elaboran las conocidas guindas en almíbar.
Te proponemos dos sencillas recetas para aprovechar el zumo y todas las propiedades de esta fruta tan especial.
INGREDIENTES para 2 personas:
1 Lava y deshuesa las cerezas. Pela los tomates (escaldándolos unos segundos es una buena forma), trocea junto con los pimientos, el ajo y la cebolla. Pon la rebanada de pan en remojo con agua, sal y un poquito de aceite.
2 En el vaso de la batidora introduce los ingredientes troceados, junto con las cerezas y el pan. Tritura bien. Añade vinagre y sal al gusto y empieza a emulsionar añadiendo el aceite de oliva poco a poco.
3 Cuando creas que está en el punto adecuado añade agua para dejarlo con la densidad deseada. Pasa un par de veces por el chino para dejarlo bien fino y deja que se enfríe en la nevera. Puedes servirlo con trocitos de pan frito por encima y un chorrito de aceite de oliva.
INGREDIENTES para 2 personas:
1 Ablanda la gelatina en agua fría. Lava y deshuesa las cerezas. Tritúralas y pásalas por un colador de red. Añade
el azúcar, mezcla bien y reserva.
2 Calienta el agua y diluye la gelatina, bien escurrida. Mézclala con las cerezas y viértela en una bandeja. Mételo en el frigorífico hasta que quede firme.
3 Corta el preparado en cuadrados y distribúyelo en un bol. Decora con la menta.