Para encontrar la mejor solución a un problema hay que conocerlo en profundidad. Por esta razón, agradecemos al doctor Ángel Miguel Benito este artículo en que explica claramente las características de la cintura pélvica y caderas que influyen en la relación entre el cuerpo y el colchón.

El documento analiza los condicionantes anatómicos, el proceso de regulación y los resultados que cabe esperar.

Es un texto riguroso desde el punto de vista médico y fácil de comprender para cualquiera.

Condicionamiento anatómico

Cintura pélvica

Es una estructura ósea formada por el hueso sacro en la región posterior y los huesos coxales derecho e izquierdo. Ambos se unen por delante en la sínfisis del pubis que cierra el anillo.

Por regla general, la mujer cuenta con una pelvis más ancha, preparada para afrontar de manera adecuada tanto el embarazo como el proceso expulsivo durante el parto.

Sin embargo, la variabilidad en forma y tamaño de la cintura pélvica es muy grande y va más allá de las diferencias clásicas de los rasgos fisonómicos sexuales. Podemos encontrar pelvis estrechas en muchas mujeres y anchas en hombres con mucha frecuencia.

Una cadera ancha, por lo tanto no es exclusiva del sexo femenino.

Sin embargo, la anchura de la cintura pélvica sí puede ser una característica personal que condicione la confortabilidad durante el descanso. Las prominencias de nuestra silueta generadas por hombros y caderas son las que soportan mayor apoyo sobre el colchón. Cuanto mayor son las dimensiones de estas, mayor desequilibrio se produce en el reparto de pesos cuando nos encontramos en posición horizontal.

Esto se traduce en una mayor dificultad para encontrar posturas cómodas y adecuadas durante el descanso. Además, si padecemos alguna patología relacionada con estas partes de nuestra anatomía, síntomas como el dolor y la impotencia funcional pueden empeorar de manera ostensible.

Cadera

En la cadera, la articulación más grande del cuerpo humano, intervienen el hueso coxal y el fémur. Su movimiento nos permite andar, correr, sentarnos, levantarnos… Es una estructura formada por huesos de gran tamaño y resistentes, fuertes ligamentos y músculos potentes pues a través de ella se transmite el peso de nuestro cuerpo hacia las extremidades inferiores. Además su configuración proporciona un amplio arco de movilidad del fémur respecto a la pelvis. Se trata por lo tanto de una parte de nuestra anatomía imprescindible para nuestros desplazamientos sobre la que inciden pesos y fuerzas de importante magnitud que pueden dar lugar a la aparición de problemas osteomusculares, generando dolor y limitación funcional.

A grandes rasgos podemos distinguir dos localizaciones dentro de la articulación en las que suelen presentarse estos síntomas con relativa frecuencia:

  • Articulación coxofemoral: el desgaste progresivo de la articulación genera artrosis, siendo el dolor y la impotencia funcional los síntomas más frecuentes.

A grandes rasgos podemos distinguir dos localizaciones dentro de la articulación en las que suelen presentarse estos síntomas con relativa frecuencia:

  • Articulación coxofemoral: el desgaste progresivo de la articulación genera artrosis, siendo el dolor y la impotencia funcional los síntomas más frecuentes.

Sustituir por foto de persona con dolor en colchón normal!!!!!! (nuestra ilustración) ¿Cuál es?

Esto se manifiesta fundamentalmente a nivel inguinal y aunque el dolor se acentúa con el apoyo también puede persistir en reposo.

Trocánter femoral: es una parte del fémur en la que se insertan multitud de músculos relacionados con los movimientos de la articulación de la cadera. En él concurren multitud de tendones, fascias, bolsas sinoviales entre los que se generan importantes fuerzas y tracciones y que pueden dar lugar a tendinitis, fascitis, bursitis…

En conjunto, la inflamación de esta zona se denomina trocanteritis, dando lugar a limitación funcional y dolor en la parte externa del muslo tanto en movimiento como en reposo y especialmente al recibir presión sobre la misma.

Regulación

Los colchones Dock Hand disponen de reguladores a la altura de la pelvis que permiten adaptarlos a los contornos fisionómicos durante el descanso. Retiramos inicialmente una o dos capas del regulador, en función de la anchura de la cintura pélvica o de la intensidad del dolor en la articulación coxofemoral o del trocánter, según sea el caso. Para permitir una adaptación adecuada a la nueva superficie de descanso es preciso que los cambios posteriores en el regulador sean lentos y progresivos. De tal manera, se puede ir prescindiendo de más capas, si va acompañado de mejoría, con un intervalo de 10-15 días. De esta manera, se va acostumbrando a los distintos sistemas osteomusculares a los cambios posturales asociados a la regulación, evitando la aparición de dolor o incomodidad que pudiera generar una modificación mayor o más rápida.  Gradualmente se consigue una mayor tolerancia a la horizontalidad y permite adoptar posiciones de descanso laterales que hasta entonces podían resultar imposibles.  Igualmente se puede acompañar de la regulación a nivel de los hombros, de tal manera que la adaptación de la superficie del colchón sea completa.

Para conseguir una alineación adecuada de la columna cervical es aconsejable el uso de una almohada regulable, que permita ir acompasando los cambios en el apoyo de los hombros con los de la cabeza. De esta manera se van retirando las capas de espuma de la almohada de manera progresiva y usando igualmente intervalos de 10-15 días.

Resultados

Una vez alcanzada la regulación adecuada la calidad del descanso mejora. La cintura pelviana se acomoda a la altura del regulador, ampliando así la superficie de apoyo en tronco y miembro inferior permitiendo un reparto nuestro peso sobre la superficie del colchón. Disminuye la presión sobre el trocánter, que representa el relieve más exterior de la cadera, y por lo tanto sobre el resto de la articulación coxofemoral. Esto se traduce en una disminución de las molestias y en la posibilidad de adoptar una posición horizontal lateral durante el descanso que mejora la calidad del mismo.

Además, la regulación permite mantener alineado el eje de la columna, tanto a nivel cervical, como torácico y lumbar. Produce una rectificación de las curvaturas y angulaciones no fisiológicas que se generan en la columna vertebral con la horizontalidad, por lo que se recupera la alineación del eje axial durante el descanso.  Por ello, las mejoras experimentadas no se reducen exclusivamente a pelvis y cadera sino que se perciben en general a todos los niveles vertebrales.

En resumen, la regulación permite disminuir tensiones locales, alinear la columna, incrementar el confort durante el descanso mejorar por tanto nuestra calidad de vida.